Día 4.A las montañas Viaje a Marruecos. Agosto 1997

La excursión con Oui-oui

El día esperado llegó. Amaneció nublado, mejor el calor no sería tan abrasador. Nos levantamos tarde y nos pusimos a desayunar con la familia, que se había levantado a nuestra misma hora. El desayuno fue curioso, así como aquí en España estamos acostumbrados a un desayuno un tanto más dulce, allí nos dieron un tazón con una especie de sémola que estaba salada. Bueno, pero salado. Otra curiosidad más.

Mohamed nos llevaba a la parada de taxis en Bab er Rob Mohamed se ofreció para llevarnos hasta el lugar donde debíamos coger el autobús para llegar a Imlil, y de donde salían los taxis para esos destinos. Sabíamos lo que nos costaba el viaje en taxi: aproximadamente 120Dh. Evidentemente que no íbamos a pagar eso, sino más. La pregunta era cuánto más. El primer taxista al que preguntamos no se bajaba de 290Dh. Bajo ningún concepto. El siguiente nos pidió 500Dh. Íbamos a peor. No nos querían llevar a Imlil, sino a Asni, que está a 17km. Entonces apareció él. Teníamos un objetivo, queríamos llegar a Imlil, y no ser pasto de los feroces taxistas, económicamente hablando. Teníamos un problema, el idioma, hasta que llegó él. Un tipo moreno, como todos, bajito y con unas gafas de culo de botella, pelo bastante corto y echado para atrás. Su nombre, lo desconocemos, pero no necesitamos saberlo, era Urkel. Era él. El único de los presentes que sabía inglés, ahora era mucho más fácil. Nos pidió seiscientos. Era una broma. Nosotros ofrecimos el precio oficial. Nos envió a la mierda en pocas palabras. Pasó de nosotros y se fue. Allí estábamos nosotros, solos y sin posibilidades de ir hasta Imlil. Pero no acababa la historia. Volvió a la carga: 500Dh. Ni hablar. Nosotros empezamos a subir el precio pues nos veíamos en tierra. 200Dh. Nada, no había trato. Apareció el padre de Hind, nos saludó, pero al no saber francés no nos era de ayuda. Seguimos discutiendo con nuestro amigo hasta que le dijimos que teníamos información de cuánto costaba el viaje hasta Imlil, entonces se avino a razones. Al final, y después de mucho regatear quedamos en lo siguiente: 200Dh para el taxista y otros 20Dh para él. Evidentemente se había llevado un buen porcentaje, el taxista estaba contento y nosotros también, llegaríamos a Imlil. Pero porque se había hecho así, pues porque había otros dos bereberes que iban a ir con nosotros hasta Asni, y que iban a pagar una buena parte del billete. Así que metimos las mochilas en el maletero, nos metimos los siete en el taxi y nos dirigimos a Asni. Nos había costado casi el doble, pero una décima parte de lo que nos hubiera costado en España, pues había una distancia de unos 70km. No estaba mal.

Llegada a ImlilEl viaje no fue cosa del otro mundo, seguimos las carreteras del país, sin apenas señalización, a una velocidad respetable, que disminuía de repente cuando el taxista pensaba que había control policial. Una vez pasado éste, la velocidad aumentaba al triple. Y llegamos a Asni, y dejamos a los dos compañeros de viaje, y nos dirigimos los cuatro a Imlil. Son 17km. de pista sin asfaltar, con miles de socavones, y con un tráfico respetable. Tardamos unos buenos tres cuartos de hora para hacer el último trozo del trayecto, pero es que la carretera no daba para más. Y llegamos a Imlil.

Cómo no, nos estaban esperando, quién va a ser, los guías. Estos son diferentes, son guías de montaña, y no son tan pesados como en la ciudad, pero no por ello dejan de intentar camelarte. Gracias a las guías de Marruecos sabíamos el precio de la mula, lo que costaba y mucha más información. De principio nos ofrecieron dos burros para las mochilas. No queríamos dos burros, queríamos una mula, que podía llevar hasta cinco mochilas. El precio de principio 290Dh, precio oficial, 75Dh. Quedamos en 100Dh. Antes teníamos que comer algo. Y nos fuimos al bar que había, allí nos encontramos con un grupo de catalanes que iban a pasar unos días en una casa que habían alquilado cerca de allí. Una gente super enrollada, a la cual la habían timado muchísimo más que a nosotros, un poco pardillos, pero la vida es así. Nos dieron un bocata enorme que no se lo habían podido comer y nos lo zampamos nosotros. Buenísimo. Compramos unas cuantas CocaColas, y pan y cargamos la mula. El guía, un beréber típico, seco y chupado, y que no tenía ni idea de cualquier otro idioma que no fuera el beréber. Empezamos a subir hacia el refugio, había unas buenas cuatro horas de trayecto. De camino al refugio

El camino es suave, bien trazado, y descansado, no hay tramos realmente duros de esos en los que te dejas los gemelos, ni pasos complicados. En términos de montañeros es una autopista a dos carriles. De hecho la mula sube por allí sin ningún tipo de problema, y por la cantidad de gente que pasa por allí, te puedes hacer una idea de cómo está el tema. De todas formas nuestra máxima preocupación era, al principio, saber el nombre del guía. El pobre hombre no sabía más que su propio idioma, y respondía a cualquier pregunta con un amable e inútil: "Oui, oui.", y ante cualquier ofrecimiento con un:"Merci." No nos quedó más remedio que rebautizarle con el bonito nombre de Oui-oui, qué le vamos a hacer.

Y continuamos subiendo por el camino, pasamos el poblado de Aremd o Aroumd, según las guías, donde la gente lavaba en el río y dejaba las telas de múltiples colores secarse encima de las piedras del río. Una visión de lo más bonito. Al final de la zona construida una niña se acercó a nosotros y nos dijo algo suavemente, pero no lo entendí. Carles se volvió hacia mi y me dijo que la niña pedía "Bombon", caramelos.

De camino detrás de la mula de Oui-ouiAntes de llegar al refugio Neltner, hay otra agrupación de casas, con sus correspondientes tiendas, como no. Se hayan éstas en la convergencia de dos valles, y se distingue el lugar por la presencia de una enorme piedra pintada de blanco.

Al cabo de una hora y media o dos estábamos en el refugio. El refugio está en el fondo del valle, dominando la zona de acampada, que está plagada de tiendas de campaña de grupos organizados que vienen a subir el Toubkal. Si nos situamos en él y miramos al Norte, tendremos el Toubkal en el Este, nuestro objetivo, y el camino que nos llevaría a la cima. Ya estábamos en el lío.

Oui-oui bajó las mochilas de la mula y yo le pagué lo pactado 100Dh, pero continuaba allí. Se dirigió a mi diciéndome algo así como:"Favor..." No podía ser otra cosa, la propina. Cinco dirhams le contentaron, y a nosotros también. Y allí se produjo un momento de tensión, el motivo era el hecho de dormir en el refugio. Nosotros llevábamos una tienda de campaña para dormir allí en la zona de acampada, y por otro lado teníamos sitio en el refugio, bastante bien de precio, la verdad. David y yo no teníamos muchos problemas económicos para pagar el refugio, pero Carles y Sara tenían poderosas razones para ahorrar, pronto se nos casan, y tienen que comprarse un piso, con lo cual preferían dormir en tienda. No nos poníamos de acuerdo, y Carles cedió, dormiríamos esa noche en el refugio y los otros días en la tienda. Perfecto.

El refugio NeltnerEl refugio, tiene una parte baja donde está el comedor y la cocina, y una habitación con varias literas, y justo al lado de la puerta hay una escalera metálica que lleva a la habitación de arriba, donde está el "sacódromo", allí dejamos nuestras mochilas y sacos. En estos lugares la sensación de humanidad llega a ser bastante intensa, y se suele traducir en un fuerte olor a pies, y a sudor. Pero era allí donde queríamos estar. Queríamos subir el Toubkal, era nuestro objetivo desde hacía más de un año, y la mañana siguiente sería el día D. Allí conocimos al guarda del refugio, Hassan, un tipo genial, que hablaba o más bien chapurreaba todos los idiomas. Cachondo como él solo, enseguida hicimos buenas migas los cinco, y el buen rollo lo envolvió todo. Nos explicó el camino hacia la cima, y nos recomendó que hiciéramos al día siguiente los Ouanoukrim y el Timesguida, que eran más interesantes, un poquito más difíciles y todo. Hassan era genial, al menos para nosotros, siempre con una enorme sonrisa en los labios y una palabra amable o una broma a punto. Y digo para nosotros, pues a los franceses o francófonos en general los tenía atravesados. Coincidimos con unos belgas, que sólo hicieron el Toubkal y se fueron rebotados por como los había tratado Hassan y otro colega suyo, pero todo hay que decirlo, esta gente estaba allí y se comportaba como si estuviera en su casa, sin pedir permiso para utilizar sus cosas, unos auténticos maleducados. Se lo merecieron.

Cenamos un poco en el refugio y nos fuimos fuera a fumarnos un purito. El espectáculo era increíble. El cielo se nos mostraba plagado de estrellas, algo alucinante. Los urbanitas como nosotros no podemos disfrutar de las estrellas en Barcelona. Principalmente se debe a la cantidad de mierda que hay en el aire, y de manera secundaria a las luces de la ciudad. Tenemos que ir hasta el Pirineo para empezar a ver estrellas. Pero allí el aire era puro, luces no había otras que las de las estrellas, y echaba de menos un mapa de estrellas para poderlas distinguir todas. Alucinante. Sólo había un pequeño problema: el frío. Terrible, no se podía estar uno quieto, por miedo a quedarse congelado o pillar un constipado de padre y muy señor mío. Así que con el buen sabor de boca del cielo estrellado y del purito nos fuimos a dormir. Mañana sería el gran día tan y tan esperado. Nuestro primer cuatromil estaba a punto de caer bajo nuestros pies. Día histórico.