JoseLuis

Día de "mercadillo"

Flamencos en el río Swakop Flamencos en el río Swakop
JoseLuis en Swakopmund JoseLuis en Swakopmund
Desde la habitación del B&B Desde la habitación del B&B

Hoy no había mucho plan, pues lo que había que ver por la zona estaba prácticamente visto, pero no hay que apurarse: estamos de vacaciones, pues a relajarse y disfrutar de tranquilidad.

Así que nos fuimos a la zona del Moon Landscape a terminar de verla, y a ver un oasis que hay en la zona el de Goanikontes. Venía en la "Guía del Trotamundos ", nuestra luz durante estos días. Cuando llegas allí hay una puerta abierta y nadie para pedirle permiso para entrar, así que nos aventuramos por la zona.

El sitio tiene su encanto, ya que choca la vegetación que hay con sus alrededores, desérticos. Aunque no estuvimos mucho rato, pues nos dimos cuenta de unas sospechosas y muy recientes huellas de carnívoro. Así que con paso tranquilo pero ligero, pusimos rumbo al coche para salir de allí.

Desde allí volvimos al pueblo, comimos, visitamos el acuario, que no es muy grandes, pero sí merece la pena el rato, y nos fuimos al mercadillo, que ya que vas a un país, pues te gusta traerte algún recuerdo para tí, y de paso, para la familia. El "craft market " es el lugar, y para los que habéis tenido la oportunidad de estar en los paises del Norte de África, y practicar el "arte" del regateo, y tenéis maña, aquí con unos pocos dólares cerráis el chiringuito. Los namibios son gente más noble y con menos mala leche que la gente del Magreb. Ellos saben llevarte más pronto al huerto, utilizan otras artes, incluso llegan a ponerse violentos si no les compras. Nada que ver con Namibia. Allí puedes comprar y no se pondrán pesados, ni te insistirán. Si no les interesa lo que les propones, te dejan en paz. Un paraiso.

En menos de una hora teníamos el asunto de los regalos resuelto, así que con los "trofeos" en la manos nos fuimos al hotel, a hacer una foto a la puesta de Sol. Misión imposible, pues las nubes lo impidieron. Mala suerte.

Y a dormir pronto, que a la mañana siguiente nos esperaban muchos kilómetros y emociones: íbamos a Skeleton Coast, la Costa del Esqueleto.