Buscando leones
El día se levantó claro después de la acostumbrada tormenta nocturna. Lo primero después de desayunar fue y a pagar lo que debíamos en el campamento, esto es, las tasas del parque. Al parecer seguían teniendo problemas con el ordenador, o con la electricidad, o con... En fin, que otro día sin arreglar la situación... y eso que queríamos pagar.
El día pasó recorriendo todos los rincones de Etosha, principalmente la parte Este del parque. A primera hora un hombre, al parecer autóctono, nos indicó que a pocos kilómetros de donde estábamos había leones, una familia, y cerca de la carretera, así que nos dirigimos hacia donde nos había indicado. Pero nuestro gozo cayó en un pozo, al llegar allí y no ver nada.
Lo intentamos e hicimos lo que pudimos, pero no hubo manera: no vimos un triste león, ni un elefante. Así como animal más espectacular vimos un rinoceronte negro, que nos salió a la carretera, y que se tiró un buen rato bebiendo de un charco, un lagarto, que se quería comer a un camaleón que había atropellado algún turista anterior, y alguna tortuga de tierra.
Por kilómetros recorridos no sería, pues en el día nos hicimos cerca de 400, teniendo en cuenta que el parque no mide más de cien!