El día se presentaba relajado y tranquilo, así que por la mañanita nos fuimos a hacer una excursión hasta la cima del Waterberg Plateau. Es una ascensión suave de unos cien metros o así, pero por un paisaje parecido al de las "pelis" de Tarzán. Vamos que era como estar en la selva. Además de que había bichos por la zona, aunque sólo fueran nuestros amigos los "pollos locos".

En media hora, si llega, estábamos en el punto más alto. Desde allí la vista es sencillamente impresionante, y desde luego que merece el esfuerzo. Estuvimos un rato compartiendo el sitio con unos roedores que merodeaban por allí, una familia entera y haciéndonos unas fotos. El camino que seguía se adentraba en el parque natural,y tenías que tener un permiso especial e ir escoltado por guías, con lo que decidimos que quizá el año que viene, o al otro... (este año no, pues ahora hay leopardos en la zona...)

Así que nos bajamos a la piscina del complejo del Waterberg, para hacer tiempo mientras se hacía la hora de la excursión de la tarde. Al ser viernes, y Febrero no había nadie, con lo que nos pudimos sentir como en nuestra bañera, y eso que al principio pensábamos desde arriba de la montaña que el agua estaba sucia, pero no, era el fondo de la piscina, que era marrón. Curioso.

Por la tarde, a eso de las cuatro, teníamos la excursión en 4x4 . La habíamos reservado el día anterior, pero nos dieron el papel equivocado, con lo que realmente estábamos apuntados para el día siguiente. Un poco de negociación y nos dejaron ir en la que queríamos, aunque querían que fuéramos en nuestro coche... pagando lo mismo. Como que no. Después de nuestra experiencia con el 4x4, no queríamos más "experiencias", con lo que pedimos ir en la parte de atrás del coche. Sin problemas.

Íbamos 7 personas y el conductor, que me río yo de los conductores de "rallies". Si en vez de a Carlos Sainz, tuviéramos a éste, ganábamos todo. Cómo conducen! Nos llevó al parque natural, que está vallado, y nos advirtió que probablemente no veríamos ningún animal, pues había mucha agua y difícilmente irían los animales a beber a los "waterhole", y tampoco los veríamos cerca de la carretera. Y no se equivocó. La excursión duró unas tres horas, y apenas vimos alguna jirafa, una manada de búfalos y alguna huella de rino. Por lo demás a dar muchas vueltas, y a disfrutar de la conducción del "maestro".

Por la noche cena de lujo en el restaurant a base de caza, en concreto kudu, el animal típico del país. La verdad es que Namibia es un sitio en el que por muy poco dinero, puedes comer muy bien. Calcula que una cena bien (vino aparte) podía salir al cambio por unas 2500 ó 3000 ptas. Y a dormir, que mañana teníamos que ir de regreso a Windhoek.