Cuando aún no hacía dos meses de nuestro viaje por Namibia, nos
vamos de nuevo de viaje. Esta vez a Bangkok,
Thailandia. Quizá un poco pronto, pero aprovechando las
oportunidades que se nos brindaban, nos fuimos a conocer otras
culturas.
La primera etapa fue, como casi siempre que quieres salir de
Europa, salir de BCN hacia uno de los enlaces intercontinentales, en
este caso fue Frankfurt, para desde allí enlazar con
un vuelo que nos llevaría a la capital de Thailandia, después de unas
interminables 11 horas de vuelo.
A la llegada a Thailandia, un poco de caos
en inmigración como aperitivo. Un rato de cola y cuando ya
llegamos al funcionario, nos dicen que tenemos que ir a otra terminal.
Paciencia. Allí nos metimos en una cola que nos correspondía, y nos
atendieron rápidamente. Pros del caos. Después recoger las maletas nos
recogió el agente de Kuoni en Bangkok y nos llevó al hotel. Era
domingo y eran las 9 de la mañana, así que se imponía una siestecilla
para recuperarnos del viaje. Después a recorrer la ciudad.
Cerca del Hotel Asia había un centro comercial con
aire acondicionado donde nos refugiamos del calor, comimos y esperamos
a que pusieran el "mercado nocturno" para ir a
visitarlo.
Es un espectaculo que merece la pena. Cientos de puestecillos se
apiñan en la calle repletos de ropa de imitación, de relojes de
imitación, de puestos de comida, zapatos, cinturones, videos guarros,
etc...
Al día siguiente contratamos dos excursiones: una, la del
Palacio Imperial, y otra, un paseo por el río. Como consejo: si no tenéis mucho problema con el inglés,
contratarlas allí con las empresas de allí, pues las españolas por el
hecho de tener un guía en castellano te clavan. Te salen por la mitad
de precio, ahí es nada...
La del Palacio Imperial estuvo bien, sobre todo
por lo preciosista del conjunto. Es increible el detalle y el gusto
que tienen los orientales. La decoración es toda de oro (¿dorado?), y
cristales de colores, cosa que la hace preciosa. Lo malo: el calor.
Era casi insoportable, y eso que fuimos a primera hora de la mañana.
Por la tarde, el paseo en la barca de arroz. Bangkok
tiene canales, y nos dieron una vuelta por ellos. Pudimos
apreciar tanto las miserias de algunas personas que viven debajo de
puentes, y otras al lado con casas de lujo. Contrastes. Más tarde te
cambian de barco y te llevan en otro de vuelta y te ofrece una
variedad de platos y frutas del lugar. Merece la pena.
Por la tarde más mercado nocturno, y es que por muy poco dinero te
puedes solucionar los problemas de vestimenta para los siguientes
años. La vuelta en un "ship", como le llaman allí,
aunque yo prefiero el de "burro-taxi", una especie de
moto-coche que funciona allí como taxi. De esta manera te puedes dar
cuenta de la cantidad de polución que hay en la ciudad. Mucha gente va
con mascarillas por la calle, debido a la cantidad de contaminación
que respiran.
El día siguiente era el día de marchar, aunque nos recogían en el
hotel a eso de las 12 de la mañana. Así que cogimos de nuevo un
"burro-taxi" y nos fuimos hasta el templo de Wat Po,
donde está el Buda reclinado, una impresionante
estatua de 50 metros de largo y 15 de alto dorada que impone. Después
la vuelta de nuevo en "burro-taxi" y de allí al aeropuerto. Un vuelo
de poco más de 4 horas y aterrizamos en Bali, Indonesia.
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