Día 3 Lunes, 29 de Junio de 1998 Igualada - Cervera

A dormir en la calle

Como todos los días, antes de que hubiera gente por las calles, nos poníamos en marcha. Desayunabamos unas galletas o yogures que habíamos comprado el día anterior, la mochila al hombro y camino por delante.

Esa tarde habíamos quedado con Raúl en Cervera, así que teníamos que llegar y además hacerlo a una hora prudente. El calor iba a ser sofocante, y los problemas con los pies empezaban a aparecer, en los dos, pero se cebaron un poco más en mi pie. Había una ampolla que se había abierto y se infectó. Un fastidio, pero que no impidió que continuasemos sin más problemas.

Así como el día anterior la dificultad había sido subir a Montserrat, hoy era la Panadella. El Camino tiene dos variantes, una que sigue la carretera, la N-II, y otra que va por el interior. Por campos de cerealesLa carretera sube suavemente, pero sube durante unos buenos kilómetros; la variante del interior es más solitaria, menos ruidosa, algo que se echa en falta en las conversaciones, y también la subida que tiene es más fuerte, pero enseguida llaneas. Una suerte.

Íbamos parando en cualquier sombra, y había quien se apiadaba de nosotros y nos daba agua fresca, pues uno de los fallos que tienen los pueblos en Catalunya es que no tienen fuente. En Castilla, Aragón y Galicia no tienes problemas para abastecerte de agua, y pegarte un remojón si te apetece, pero en Catalunya has de pararte a pedir por las casas.Parada para comer

Ese día paramos a comer cerca de Rabassa, un pueblecito cerca de Cervera. Tranquilo, sólo el ruido de algún tractor llevando el cereal que estaban cosechando, y casi deshabitado. Allí bajo el arbol paramos unas buenas tres horas, pues no había alma humana que fuera capaz de soportar el calor que hacía.

Ya nos quedaba poco, relativamente, para llegar a Cervera, pero aún así nos perdimos, pues el Camino está marcado con flechas amarillas desde Montserrat, aunque hay en lugares donde se pierden las flechas entre los campos de cereales, pues no hay un solo lugar donde pintar una flecha, ni siquiera una piedra.

En Cervera nos esperaba Raúl, y también esperábamos encontrar algún sitio para dormir. Pero no pudo ser. Nos recorrimos todo Cervera, primero para que me curaran una ampolla que tenía muy mala pinta, después para encontrar la estación de autobuses, y más tarde buscando alojamiento. Truco para buscar alojamiento: que entre a los hoteles o donde sea, el más limpio y siempre sin mochila. Si puede ser mujer, aún mejor. Es lamentable, pero funciona.

Preparándonos para dormir en la calleComo todavía no lo sabíamos, tuvimos que dormir en la calle al ladito de la muralla. Fue una noche tranquila, poco fría y sin lluvia, cosa que es de agraceder. Por ello pudimos descansar de cara al día siguiente, en que nos esperaba otro buen tramo para recorrer.

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