Día 6 Jueves, 2 de Julio de 1998 Alfarràs-Monzón

Entramos en Aragón

Alfarràs se encuentra en la frontera entre Catalunya y Aragón. O sea, que hoy entrábamos en la Comunidad Aragonesa, y más concretamente en la provincia de Huesca, que es la provincia en que más días estuvimos. Pero poco a poco. La etapa era de las suaves, apenas 36 kilómetros, pero eso lo podíamos decir porque llevábamos ya seis días, y el cuerpo se va acostumbrando. A lo que también nos íbamos acostumbrando era a seguir hacia el Oeste, hacia Poniente, y nuestro cuerpo iba "a piñón", sin pensar, es más, apenas entramos en Aragón, el camino se pierde entre frutales, y dejas de ver la flecha amarilla, que nos va acompañando en nuestro viaje desde la salida de Montserrat Raúl y Anita delante del Ayuntamiento de Tamaritey que no dejaríamos hasta el Obradoiro. Pero no hay problema, intuición, seguir el Sol, los mapas, que tan amablemente nos proporcionaron la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Barcelona... y un poco de suerte, nos llevaron hasta Tamarite de Litera. Y allí a almorzar, normalmente fruta (un melón), un poco de agua y hacia el secarral, como nos lo definió un policia local de Tamarite. No era para tanto. Es más el Camino sigue agua arriba por un canal de regadío, en el que evidentemente no te puedes bañar, pero que refresca un tanto el ambiente. Y es de agradecer, pues desde Tamarite hasta Monzón, final de etapa de hoy, no había nada de nada, pueblos me refiero. Ningún bar ni terraza en el que refrescar el gaznate.

Parada para comerParamos a comer al lado del Camino, en una sombra de una casa, y esperamos, como es de ley, a que llegasen las cinco de la tarde, pues no hay paisano que camine con todo el calor. (Al menos hasta este momento lo pensábamos así...)

Llegando a Monzón, y resecos por el calor, pedimos agua a un matrimonio que tenía una casita al lado del Camino. Se estaban bañando en una especie de piscina, y nos invitaron a un agua buenísima y a unos albaricoques "sin fertilizantes, ni abonos, ¡todo natural!". Desde luego que estaban pero que mucho mejor que los que encontramos en los mercados, buenísimos. Gracias también a ellos por alegrarnos ese momento y hacernos más fácil la llegada a Monzón.

El primer peregrino que nos encontrábamos, en MonzónY al llegar a Monzón, nos encontramos un peregrino que venía de vuelta, y que además era de Barcelona. El hombre estaba pidiendo a la entrada de un supermercado, y había tardado casi tanto en ir como en volver, y eso que había vuelto en autostop. Nos indicó dónde podíamos encontrar alojamiento, pero aún no habíamos aprendido el truco para buscar alojamiento, así que como se dice vulgarmente "pringamos". Fuimos a un lugar donde había habitaciones, y "curiosamente" estaba todo lleno. Otro lugar y el mismo trato. Al vernos sucios y cansados y cargados con las mochilas, no se fiaban de nosotros. Razones tendrían, pero a nosotros nos dejaban en la calle. Solución: nos fuimos a una agencia de turismo que había cerca, y allí nos informaron que había un lugar en donde alquilaban habitaciones. "De cabeza", eso sí, esta vez dejamos las mochilas fuera. Así que conseguimos cama y ducha. Y¿donde nos fuimos a cenar? Desde luego que al restaurante donde no nos admitieron NO. Nos fuimos a un chino, y allí se come mucho y barato. Y a dormir, que al día siguiente teníamos otra paliza.

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